Las muletas son una forma de apoyo para el cuerpo diseñado con el propósito de asistir al caminar cuando una de las extremidades inferiores requiere soporte adicional durante el desplazamiento. Su función es similar a la del bastón, pero el apoyo que brindan es superior.
Dependiendo de la lesión y movilidad del usuario, las muletas pueden usarse de forma individual o conjunta, siendo lo más común el empleo de dos muletas cuando la pierna dañada no puede tocar el suelo.
Adquirir una muleta puede parecer una tarea sencilla y, ciertamente, no supone una gran complicación. Sin embargo, hay determinados aspectos que debemos tener en cuenta para escoger la muleta que mejor se adapte a nosotros:
Tipos de muletas
Existen principalmente tres tipos de muleta: de antebrazo, plegables y auxiliares.
Muletas de antebrazo o bastón inglés
Es el tipo de muleta más habitual. Ofrecen soporte desde el antebrazo, repartiendo el peso entre este y las muñecas. Son las recomendadas para un uso largo en el tiempo, siendo necesario que la persona que las use tenga tonicidad en los músculos de los brazos y en el torso.
Dentro de estas muletas, podemos encontrar múltiples variantes, como muletas con abrazaderas, con puños de confort o con un diseño diferente de puños para ofrecer más apoyo al antebrazo. También existen muletas con características especiales, como las muletas anfibias, que permiten su uso en la playa o dentro del agua.
Muletas plegables
Son las muletas preferidas por las personas mayores que necesitan apoyo al caminar. Suponen un apoyo más leve que las anteriores, pero resultan muy prácticas y cómodas, ya que permiten ser guardadas y transportadas sin dificultad.
Muletas auxiliares
Estas muletas generan el soporte en axilas y manos, contando con una almohadilla en su parte superior.
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¿De qué material elijo mi muleta?
El material de la muleta determinará uno de los factores más importantes de esta: su peso.
Los materiales más comunes en los que se realizan las muletas son la madera, el aluminio y la fibra de carbono.
La madera es el material más pesado, y su empleo ha caído en desuso. No obstante, aún es habitual encontrarse este tipo de muletas, sobre todo en modelos antiguos.
El aluminio es el material más común en la fabricación de muletas, con una buena relación calidad/precio, siendo más ligeras que las de madera.
Los modelos más avanzados de muleta se construyen en fibra de carbono, superando en ligereza y resistencia a sus hermanas en madera y aluminio. El único punto negativo de estas muletas es que su precio es superior a las anteriores, aunque con estas muletas nos aseguramos un producto que nos acompañará durante mucho tiempo.
¿Cómo establecer la altura adecuada?
En las muletas auxiliares, la almohadilla debe estar 5 centímetros por debajo de la axila, dejando espacio para moverla. No solo debemos elegir la talla correcta, sino también graduarla correctamente.
En las muletas de antebrazo, para regular la altura tenemos que poner la muleta de pie, apoyando completamente la contera en el suelo. Sitúala un poco por delante de ti y colócala al lado del dedo meñique del pie. En esta posición, la abrazadera superior debe situarse unos 5 centímetros por debajo del codo. Por otro lado, la empuñadura debe quedar a la altura del hueso más saliente de la cadera. Esto es necesario para que los brazos queden un poco flexionados, ya que nunca deben quedar estirados totalmente.
Es muy importante que, a la hora de regular la altura de la muleta, llevemos el calzado que vayamos a usar habitualmente.
Estos son los factores más importantes a tener en cuenta a la hora de elegir que muleta debemos comprar. Si necesitas una muleta, consulta nuestra gama de muletas.